En la calle María Molina 16 de Valladolid sita uno de los referentes, ya no solo por encontrarse en el centro de la ciudad si no por su cocina de mercado con tintes asiáticos e italianos.
De la carta recomiendo la Cecina de Kobe, el sushi (el único que podrás degustar en la ciudad), el Corte de foie caramelizado, las croquetas de cecina, el atún rojo, el magret de pato y de postre el tiramisú o el soufflé de chocolate con helado y frambuesa nunca puede faltar.
Cuenta con pocas mesas, eso le hace un lugar íntimo y acojedor.
La decoración y el ambiente moderno, que esta vez tengo que decir que combina a la perfección la frase de 'moderno a la vez que práctico'.
La música en su justa medida, incita a la conversación al igual que la carta de vinos (reducida pero acertada) donde destaco el Termanthia como una de sus joyas entre Mauros y Emilio Moros.
